lunes, 26 de enero de 2015

Rosado: ese gran olvidado

El otro día me regaló un amigo una botella de vino para que lo catara. Al verlo, obviamente ví que era un vino rosado y al mirar la etiqueta leí: "Rosado aguja 2014"  y entonces me pregunté: ¿se venderá este vino, rosado de aguja?.





Mi experiencia en vinotecas me dice que los rosados no tienen mucha rotación. Casi nadie entra en una tienda de vinos pidiendo un vino rosado. Y si lo ofreces como una alternativa, como algo distinto, y sobre todo de cara al buen tiempo, la mayoría te miran raro y te dicen la frase típica: "yo es que soy más de vino tinto" o "yo es que soy más de vino blanco", pero nadie (o casi nadie) dice "yo soy más de rosado".

El vino rosado es un gran olvidado de la enología, porque a pesar de que hay buenos rosados en España, la gente lo menosprecia, creyendo que es inferior al vino tinto y blanco. Lo que desconocen muchos de ellos es que la elaboración del rosado es una mezcla de las elaboraciones del tinto y el blanco, pero no una mezcla de los dos vinos como muchos piensan.

Los vinos rosados, como otros tipos de vino, ofrecen una gran variedad donde elegir y catar. Puedes encontrar jóvenes (que son los más frecuentes), con fermentación en barricas de roble, con crianza y de aguja. Algunos tienen un rojo subido, mientras que otros son más pálidos.

Como amante del vino, creo que no hay buenos y malos vinos, simplemente que cada vino tiene su momento para ser bebido. Un vino blanco fresquito acompañando un arroz de marisco es maravilloso,  un rosado con los entrantes en verano es magnífico, al igual que un tinto con crianza regando un guiso de caza en invierno.

Como decía mi madre: "no puedes decir que no te gusta, si no lo has probado". Pues lo mismo ocurre con los vinos. Lo mejor es catar antes de decidir si es bueno o malo, porque muchas veces te sorprendes gratamente de lo que encuentras en algunas botellas de vino, incluso de rosado.

El vino que me regaló fue Alquézar, de Bodegas Pirineos. El color del vino es especacular, rojo fresa con algún tono fuxia. En nariz sale la fruta roja un poco confitada, muchos aromas a fresa y violetas. En boca tiene una entrada buena por su dulzor, que no es excesivo, pero se nota lo suficiente. El gas le da viveza al vino dejando la boca limpia y fresca. Su precio ronda los 6€.





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